El inicio: Iniciativa contra la Desnutrición Crónica Infantil - IDI

Instituciones de apoyo al desarrollo como ADRA Perú, CARE Perú, CARITAS del Perú y PRISMA, conformaron a fines de 2005 la Iniciativa contra la Desnutrición Infantil (IDI), con la finalidad de promover políticas públicas y acciones concretas orientadas a reducir la desnutrición crónica infantil (DCI), que en esa época era de 28.7% en niños menores de 5 años.

La desnutrición crónica no es sólo un problema de salud, es también un indicador de desarrollo, en vista que está fuertemente ligada a la pobreza, limita el potencial intelectual del país y atenta contra el derecho fundamental a la salud y a la vida.

Las experiencias exitosas impulsadas por algunas instituciones llevan a la convicción de que es posible prevenir la DCI y que es necesario desarrollar actividades conjuntas para lograrlo.

Las elecciones generales del año 2006, realizadas en abril, y las regionales y municipales en noviembre, planteaban una coyuntura de renovación total de las autoridades políticas en el país. Esta situación motivó a buscar formas de aprovechar la coyuntura para incidir en políticas públicas, colocando en la agenda pública el tema de la desnutrición infantil.

Visualización de cambios

En julio de 2004 se aprobó en el Perú la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria – ENSA, y uno de los objetivos era reducir la desnutrición crónica, pero su implementación no estaba siendo impulsada con suficiente energía desde el gobierno nacional.

En esos momentos algunos gobiernos regionales (Cajamarca, Ancash y Huancavelica), lo asumieron y estaban elaborando Estrategias Regionales de Seguridad Alimentaria – ERSA.

En el contexto de cambio de autoridades resultaba especialmente importante evitar que estos procesos quedaran truncos y más bien era fundamental darles un nuevo impulso mediante la difusión a través de las redes sociales (Facebook, Twitter, Google-plus, Instagram, Whatsapp).

Nuevos integrantes de la Iniciativa contra la Desnutrición Infantil

Con el objetivo de reducir la desnutrición crónica, en enero de 2006, la iniciativa promovida por ADRA, CARE, Caritas y PRISMA -a la que se suma USAID, las organizaciones de las Naciones Unidas (UNICEF, FAO, OMS/OPS, PMA, UNFPA) y el Banco Mundial-, participa como invitado con opinión. De esta manera la IDI está integrada por 10 socios y un invitado.

La organización comprende tres grupos de trabajo: el primero integrado por los directores, el segundo por los especialistas técnicos y el tercero por los comunicadores de las instituciones miembros.

Entre febrero y marzo de 2006 se integra la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza – MCLCP, en octubre de 2007 se sumó Futuras Generaciones y en marzo de 2008 el Instituto de Investigación Nutricional. Posteriormente se incorporan Acción contra el Hambre, Plan Internacional (2010), World Vision Perú (2011) y MSH (2012), de tal modo que la IDI queda integrada por 16 instituciones.

El Gobierno reconoce a la IDI como referente técnico en el tema y valora su rol articulador entre el Estado y la sociedad civil, y la convoca para aportar en el diseño de la política pública relativa a la reducción de la desnutrición infantil en el país.

Instituciones integrantes de la Iniciativa contra la Desnutrición Infantil (IDI) en el año 2017.

La IDI aprovecha las experiencias en intervenciones de sus instituciones miembros que demuestran impactos comprobados de las estrategias que articulan las actividades de las comunidades, municipalidades y los establecimientos de salud. Estas estrategias están centradas en los factores causales de la desnutrición crónica y realizan un seguimiento específico a la nutrición infantil a nivel de la comunidad.

La IDI participa en la elaboración y promoción de la estrategia nacional CRECER, que es una propuesta para alinear las diversas acciones de los sectores del Gobierno y enfocarse en evitar la desnutrición crónica en la población, no solamente a nivel nacional sino también a nivel de las regiones que elaboran sus propias estrategias regionales CRECER.

A mediados del año 2008 el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) lanza su reforma del proceso de asignación presupuestal, elaborando su primer Presupuesto por Resultados (PxR), así como el Programa Articulado Nutricional, en colaboración con miembros de las instituciones que conforman la IDI.

Posteriormente, en el año 2010, se desarrolla una iniciativa en Naciones Unidas denominada SUN (por Scaling up Nutrition). La IDI es rápidamente incorporada a ella y participa activamente en lo que se denominó “Rutas de Aprendizaje”, espacio donde se compartió experiencias y lecciones aprendidas entre los países participantes a través de reuniones en Senegal, Perú y Nepal.

Con la creación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión social (MIDIS) en el año 2011, la IDI colabora en el diseño de algunos de los incentivos como el FED y el “Sello Municipal”.

El surgimiento de PERUSAN

En junio del año 2020, en medio de las restricciones, la cuarentena y el incremento incesante de personas contagiadas y fallecidas a causa de la pandemia de la COVID-19, que enfrentamos todos los peruanos (al igual que todo el mundo), varios miembros de la Iniciativa contra la Desnutrición Infantil (IDI) comenzamos a preocuparnos e intercambiar puntos de vista sobre el enorme impacto que la crisis sanitaria generaría sobre los niveles de pobreza, hambre y la capacidad de producción de los agricultores familiares y los pescadores artesanales.

La preocupación también incluía el impacto de la pandemia sobre la cadena de comercialización y los problemas que seguramente se estaban generando, así como el inmenso impacto que estaba teniendo la COVID-19 sobre la salud física y mental de la población, y los elevados niveles de contagio y mortalidad que hicieron colapsar el precario sistema de salud de nuestro país.

En este contexto adverso e incierto los integrantes de la IDI empezamos a dialogar y tratar de comprender el impacto de la pandemia sobre los diferentes componentes de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) en nuestro país.

Como parte de esta preocupación, la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), mediante encuestas telefónicas y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, utilizando la metodología de ESAE (encuesta de medición de la SAN en emergencias), pudieron darnos luces de lo que sospechábamos: un incremento en la inseguridad alimentaria con el consecuente posible impacto en la desnutrición crónica infantil y la anemia.

Paralelamente, estas indagaciones permitieron verificar un incremento en el consumo de alimentos procesados e industrializados, no solo a causa de las restricciones impuestas a la población, sino también debido a la facilidad y rapidez que representaba la preparación de alimentos envasados en momentos en que los padres de familia trabajaban desde casa y, al mismo tiempo, debían cocinar y alimentar a todos los integrantes de la familia.

El incremento en el consumo de los alimentos procesados altos en carbohidratos, azúcares, sal y otros aditivos industriales también obedeció a que estos productos significaban menos costos y procesos de preparación frente al consumo de productos frescos y en estados más naturales. Adicionalmente, el aumento en el consumo de los productos procesados representaba, y representa, un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad en la población adulta, así como en niños y adolescentes.

En noviembre de 2020, luego de múltiples conversaciones y definiciones del nuevo rol que tendría la iniciativa, hicimos la transición de la IDI a PERUSAN.